Significado y simbolismo del escudo nacional. El mito de fundación mexica.

Miguel Ángel González Block, es un biólogo que ha renovado la historiografía sobre el mito fundacional de Mexico-Tenochtitlan, su obra "Dos águilas y un Sol" revela un significado distinto sobre el personaje central del mito: el águila. Con decididos aciertos el autor revela un hecho contundente: el águila no es una especie habitante del centro de México sino del Norte del país, por lo cual las múltiples representaciones mesoamericanas sobre esta ave son en realidad, otra, el Caracara Cheriwey o "iztcuauhtli".





En el escudo nacional se presenta al águila real ( Aquila chrisaetos) como el emblema del mito de fundación de Mexico-Tenochtitlan, ¿cómo llegó una especie no nativa del centro de México a implantarse dentro de un emblema nacional?. Miguel González Block asegura que fue una imposición cultural española ya que, el águila real era el emblema heráldico de la dinastía Habsburgo. De esta forma el águila real fue un símbolo de la permanencia del poder de la dinastía sobre los territorios conquistados en el siglo XVI.

Por otro lado, aunque el autor no desarrolla esta hipótesis el águila y la serpiente son dos personajes esenciales dentro de la teología cristiana. La serpiente simboliza el mal, bajo este disfraz el diablo tentó a Eva y le dijo "Dios sabe que el día que coman de él se les abrirán a ustedes los ojos" (Génesis 3,Ver.5). Ahora bien, el águila tiene un papel crucial en el Apocalipsis de San Juan, cuando una mujer que de acuerdo a la visión del apóstol es perseguida por un dragón sucede que.. "se le dieron a la mujer dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar...entonces la serpiente vomitó de su boca un río de agua para que la arrastrara" (Apocalipsis, Vers. 14-15). El significado cristiano del escudo nacional por tanto, es la lucha entre el bien y el mal, donde el mal es vencido por el águila que devora a la serpiente. Sin embargo aún quedan dudas, ¿cuáles son las especies animales que orignialmente estuvieron en el mito de fundación?, ¿cuál es su verdadero significado?.


Como ya mencionaba con anterioridad Miguel González Block a partir de observaciones  y análisis de códices prehispánicos asegura que Itzcuauhtli es el ave que debería de estar en el escudo nacional puesto que el plumaje de sus alas está relacionada con el Sol y propone otro tipo de distinciones como el vuelo a cielo abierto, coincidencia de región habitable, posturas particulares que coinciden con los imágenes de águilas de los códices prehispánicos y su peculiaridad carroñera.

Caracara Cheriwey o Quebrantahuesos

Códice Borgia

Cuando analizamos las fotografías del Iztcuauhtli o Quebrantahuesos con las imágenes de los códices podemos observar una gran semejanza. Como el plumaje negro-blanco que se presenta y nos recuerdo al mito de cómo un ave blanca terminó chamuscada al lanzarse a la hoguera y así crear al astro mayor del cielo, el Sol. El Sol o Tonatiuh como todos los dioses tenía sus "nahuales" o animales en la cual tenía contacto con los hombres. Disfrazado de esta forma bajaba del cielo para devorar los corazones de los sacrificados en los templos y llevar sus entrañas hacia el cielo. Para el autor, no cabe duda que el Quebrantahuesos es el ave que en realidad por las características mencionadas debe ser quien protagonizó el mito fundacional. Por otra parte la serpiente sigue estando presente puesto que, entre la dieta del Quebrantahuesos está una rica variedad de serpientes. Sin embargo no presenta evidencias arqueológicas claras que sostengan su teoría, aunque es innegable que las posturas y características del Quebrantahuesos son muy semejantes a las aves de los códices. Aún así, nos deja otra serie de preguntas: ¿es la serpiente un símbolo del mito de fundación?, ¿cuál es la imagen que debería de ser el emblema nacional?.


Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo y exdirector del Templo Mayor es quien, en relación con la serpiente, da un vuelco y afirma que en la fundación del altépetl (ciudad) mexica se lee un significado distinto al conocido. Su hipótesis está basada en la evidencia arqueológica y particularmente del "Teocalli de la Guerra Sagrada", única evidencia prehispánica de la fundación. De esta forma este testigo en piedra está libre de las influencias occidentales de la conquista y nos acerca más claramente al descubrimiento de la verdadera historia de fundación. Eduardo Matos Moctezuma realiza un análisis de la piedra en el artículo "El México prehispánico y los símbolos nacionales", en la revista de Arqueología Mexicana No. 100. De acuerdo a su interpretación la tetralogía: piedra, nopal, águila y símbolo de la guerra son el relato de un mito.

Teocalli de la Guerra Sagrada

En la parte inferior se muestra  al corazón de Copil que fue arrojado por Huitzilopochtli al lago y de él brotó un tunal que riega sus frutos. Las tunas del vegetal representan los corazones de los sacrificados. Sobre el nopal un ave se posa, es el nahual de Tonatiuh, el sol. El Sol posado sobre una planta que surgió del corazón en un medio acuático se funde en una lucha mítica, el fuego y el agua que emerge de la boca del "aguila", mejor conocido como atl-tlachinolli. De esta forma de la boca del ave no emerge una serpiente sino una alegoría a la guerra sagrada por medio del canto del "águila".


Símbolo de Atl-tlallinolli

De igual manera, Eduardo Matos Moctezuma coincide con Miguel González al asegurar que la imagen de la fundación fue transformada con el paso del tiempo y sus señales de deformación se pueden apreciar desde los códices coloniales posteriores a la conquista. A pesar de eso, no comparte argumentos con respecto a la falsedad del águila real. Ambos autores, renuevan la historiografía por partes separadas. Miguel González Block con la identidad del ave y Eduardo Matos Moctezuma con la falsedad del relato de la serpiente.



BIBLIOGRAFÍA:

González Block, Miguel A., Dos águilas y un Sol: Identidad, simbolismo y conquista del Cuauhtli sagrado, Conaculta,México, 2009.

Matos Moctezuma, Eduardo; "México prehispánico y símbolos nacionales", en Arqueología Mexicana, No. 100, Nov-Dic, 2009, México, pp.46-53.